No os podéis imaginar lo mucho que envidio esos grandes fregaderos tan típicos de las casas de campo. Si, sí, esos que se parecen más a bañeras, que a pilas de fregar.
Y no sólo porque sea una fanática de las vajillas relucientes, sino también porque cuando una tiene un trabajo "sucio" como el mio, el contar con un buen lugar donde lavar pinceles, brochas y todo tipo de útiles, pasa a ser directamente un bien de primera necesidad. Y es por eso que en cuanto vi esta maravilla,
mis sensores del deseo dispararon la alarma.
Sólo tengo que tirar abajo uno o dos tabiques...
via remodelista